domingo, 12 de abril de 2009

SOLEDAD


El Tema del que esta semana quiero platicarte es el de la soledad, la verdad no se me venia a la mente nada sobre lo cual escribir y de pronto me percate de que hace ya una semana está fuera de casa mi familia, por lo que hace una semana que estoy solo en casa, así que reparando en el hecho me avoque a escribir un poco acerca de la soledad.

Para empezar, el Diccionario de la lengua española define SOLEDAD como:

f. Carencia de compañía: la soledad me ayuda a meditar.

Lugar desierto o tierra no habitada: le gusta pasear por las soledades del páramo.

Pesar y melancolía que se sienten por la ausencia, muerte o pérdida de alguna persona o cosa: sintió una gran soledad cuando se marcharon sus hijos.


La gran mayoría ve a la soledad como algo feo o negativo, sin embargo en el caso del que les escibe, no lo ve así. A mi me gusta la soledad, me permite ser creativo, y reflexivo y no me siento mal en la soledad, pero bueno, continuemos hablando de la soledad.

La soledad ha formado parte importante de la vida del hombre, por lo que es un tema recurrente a lo largo de la historia y a través de las diversas culturas. Pues, en esencia, somos seres sociales que necesitamos de los demás, no sólo para cubrir nuestras necesidades de afecto y desarrollo personal, sino también para afianzar y revalidar nuestra autoestima, ya que ésta se genera cada día en la interrelación con las personas que nos rodean.

Algunos expertos definen a la soledad como la ausencia o percepción de ausencia de relaciones sociales satisfactorias. ¿Por qué percepción de ausencia?, bueno pues se considera que la mayoría de las veces, las personas que la sienten, se debe en gran parte a una peculiar forma de pensar. Otros la definen como una respuesta a la diferencia entre las relaciones interpersonales deseadas y las existentes; siendo entonces la soledad el resultado de relaciones sociales deficientes, debido a la subjetividad de la experiencia, ya que uno puede estar solo sin sentirse solo o sentirse solo cuando se halla en grupo; resultando además desagradable y puede llegar a generar angustia para muchos que la viven.

Además se considera que existen dos tipos distintos de soledad: la soledad emocional y la soledad social; consistiendo la primera, en la falta de una relación intensa o relativamente perdurable con otra persona (personas recientemente divorciadas o viudas, etc.), estas relaciones pueden ser de tipo amoroso o relaciones personales que generen sentimientos de afecto y seguridad; por otra parte, la soledad social involucra la no-pertenencia a un grupo o red social, y pueden tratarse de un grupo de amigos que participen juntos en actividades sociales o de cualquier grupo que proporcione un sentido de pertenencia, basado en el compartir preocupaciones, trabajo y otra actividad

Por lo que para la gran mayoría de las personas, la soledad, salvo algunas excepciones, es una experiencia indeseada. Pues refleja la percepción del individuo respecto a su red de relaciones sociales, bien porque esta red es escasa o porque la relación es insatisfactoria o demasiado superficial.

Sin embargo a pesar del aspecto negativo que la mayoría ve en la soledad, no es del todo tan adversa, pues si sabemos ser inteligentes puede reportar muchos beneficios, ya que muchas personas la requieren para poder manifestar sus sentimientos y pensamientos (siendo en esos momentos de soledad donde más creativos podemos llegar a ser.); y además debemos de aprovecharla para poder reflexionar sobre nuestras vidas, para poder conocernos más y poder descubrir nuestra propia identidad.

Como seres humanos, requerimos de un tiempo para comunicarnos y convivir con los demás y requerimos otro tiempo para la soledad que nos permita establecer contacto con lo más profundo de nuestro ser y poder tener una plática con nosotros mismos sobre nuestros sueños, nuestros miedos, nuestras inquietudes y de todo aquello que es necesario que nos escuchemos, pues casi nunca estamos acostumbrados a escucharnos. Por lo que se hace necesario equilibrar los momentos en que convivimos y atendemos a las personas que nos rodean, y los momentos que requerimos para dedicarnos a pensar, en soledad, en nuestras propias cosas.

De manera que, si la soledad es deseada nada hay que objetar. Sin embargo es bueno recordar que el ser humano es social por naturaleza, por lo que requiere de un tejido social en el cual tenga amigos con los que comparta aficiones, preocupaciones y anhelos, pues resultan ser un soporte necesario para construir una vida feliz.

A pesar de que las estructuras y habitos sociales actuales, hacen cada vez más difícil el poder cultivar las relaciones y más las amistades, vale la pena empeñar lo mejor de nosotros en el intento. Recordando que la soledad no es más que parte del engranaje necesario que requiere el ser humano para irse formando de manera plena y armoniosa.

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